La fibra ayuda a la regulación intestinal. Debido a su capacidad de retener agua produce un aumento del bolo fecal, aumenta el peristaltismo y aumenta la velocidad de tránsito intestinal.
Si no aportamos la cantidad de líquido suficiente (mínimo 2 l agua/día) la fibra no actúa e incluso puede llegar a ser dañina. Esto es especialmente importante en personas que presentan alteraciones en la sensación de sed, como es el caso de los ancianos o ciertos enfermos.
AUTORA:
Alejandra Rivera Torres
Diplomada en Nutrición Humana y Dietética
Sociedad Andaluza de Nutrición Clínica y Dietética |